Resulta gracioso por no decir penoso, leer como Sevilla encabeza la cola de cualquier noticia bien escrita u oida, de los hechos mas zurraposos que puedan darse en ella.
“Sevilla la segunda ciudad de España que mas oro vende.”
Aquí por todo lo que destacamos es por lo mismo, esa noticia en mi entender equivale a que somos los segundos mas pobretones de España. Nadie creo que venda sus joyas por gusto, Si se hace es porque no hay para llegar a final de mes, y de algún modo hay que medio sacar el dinero de una manera honrrosa que no sea la del hurto.
Que triste deber de ser el trabajo de quien compra el oro, de ese dependiente que está tras el cristal blindado.
No se sabe si es mas animoso trabajar de sepulturero o de comprador de oro.
Personas que lleguen con recuerdos de toda una vida, bien de maridos ya difuntos, o regalos de sus padres o cualquier hecho que para esa persona simbolicen sus joyas, cada joya regalada es con un sentido bello.
Tenerse que colocar delante de esa ventanilla a diario y ver al otro lado al desgraciado que llega para cambiar lo poco que le queda por dinero…. Digno de ser puesto un letrerito en la puerta que diga: CANJEE SUS RECUERDOS POR UNOS EURILLOS.
¿ A donde estamos llegando? ¿ qué sociedad están creando estos politicuchos corruptos?
¿ y que pasará cuando se les acabe el dinero recaudado de sus pertenencias vendidas o empeñadas??
Venderán sus casas?? ¿ crearemos otro vacie en Sevilla para parados y gente desahuciada por la fiebre del oro?
Nuestro amado ayuntamiento subvencionando cabalgatas, orgullosos del “orgullo” de hacerlo, peatonalizando cada rincón de Sevilla y llenándose las arcas de oro nunca mejor dicho con obras, y camaritas en el centro como si fuéramos partícipes del Gran hermano sevillano y sin embargo la gente de a pie vendiendo su vida y sus tal vez únicos recuerdos para poder seguir malviviendo durante unos meses.
Que sigan así en la decadente Sevilla que a pulso están sabiendo construir los que hoy nos gobiernan, una ciudad de parados y gente que se aferran eso, a la “ fiebre del oro” para seguir viviendo
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