Yo buscaba la belleza ,
la elegancia y el dolor
las buscaba sin respuesta,
hasta que Dios las mostró.
Busqué en la rosa del parque,
¿¿quién mas bella ella si no??
la elegancia de su porte,
en la espina su dolor,
pero la rosa me dijo,
con triste desilusión
“yo no soy lo que esperabas”,
y la rosa marchitó.
Yo buscaba la belleza,
la elegancia y el dolor.
La elegancia en el almendro,
en el olvido el dolor
en el puñal, en la guerra
lo bello en el mismo Dios,
pero todos me decían,
ante mi gran confusión
“yo no soy lo que buscabas”
Y el almendró marchitó.
y el destino que es dichoso,
una tarde me acercó
a las puertas de una iglesia,
y allí encontré un resplandor.
La belleza era infinita ,
pues nadie la superó.
Elegancia, derrochaba
lo Amargo de su fulgor.
Pues jamás hubo en la tierra,
semejante perfección.
Ella no es obra del hombre,
ni del mejor escultor,
es Divina en sí su imagen,
¡¡¡Ella es espejo de Dios!!
No solo encontré lo bello,
lo elegante y el dolor,
encontré allá en Su mirada ,
un océano de amor.
Una manos que reflejan,
lo que en Ella es devoción.
Dios creó el mundo en seis días,
y uno a Ella dedicó,
pues prisionera me hiciste
AMARGURA EN TU DOLOR